Vinos Chilenos

Chile Viña

Chile es una de las pocas regiones del mundo que tiene vides no injertadas anteriores a la filoxera, ya que barreras naturales y condiciones climáticas han impedido el desarrollo de esta enfermedad. Por su situación (tipo franja Norte-Sur), comprende climas y tierras tanto de secano como húmedas y de riego, lo que ha dado un abanico de vinos muy marcado por la influencia de las variedades.

Chile ocupa el onceavo lugar de los países productores de vino. La reducción del consumo interno y la globalización ha significado que la venta de vinos esté principalmente orientada hacia el mercado externo, con una exportación del 50,8% del vino producido. Sin embargo, su mercado interno es cada vez más dinámico y competitivo, lo que determina para los productores un constante desafío.

Historia

La historia del vino en América comenzó con la llegada de los primeros conquistadores españoles, quienes sembraron esquejes de vides a fin de poder elaborar el vino de misa. En el caso de Chile, se dice que el introductor fue el fraile Francisco de Carabantes quien trajo estacas desde el Perú hasta el puerto de Talcahuano. Desde allí se trasladaron estacas a Santiago donde se plantaron en zonas aledañas a las edificaciones que habían construido los conquistadores.

Las buenas condiciones climáticas permitieron que el cultivo de la vid se extendiera en la parte central de Chile. Pero debieron pasar tres siglos antes que se produjera un vuelco en el desarrollo de la vitivinicultura chilena. Claudio Gay, profesor de la Universidad de Chile, en 1830, y luego el empresario Silvestre Ochagavía, en 1854, importaron cepas francesas como la cabernet sauvignon, la merlot, la pinot noir, la sémillon, la sauvignon blanc y la riesling. De esa forma, se inició la sustitución de las antiguas cepas españolas por cepas nobles francesas y otras que constituyen hoy en día la base de la producción de vinos en Chile.

La historia del vino chileno en el siglo XX no fue fácil, sobre todo en el período de 1940 a 1980. Una ley de alcoholes prohibió la plantación de viñedos y los trasplantes de viñas, mientras que la Segunda Guerra Mundial cerraba la puerta de las importaciones, incluyendo las de maquinaria vitícola. Finalmente, la dramática caída del precio interno de la uva a mediados de la década de los setenta afectó seriamente al sector vitivinícola.

En los años noventa los vinos chilenos consolidaron su presencia en el mercado internacional, con excelentes resultados y un prestigio bien ganado. Las exportaciones a Europa, Estados Unidos y Asia, han crecido cada año. Actualmente los vinos chilenos se exportan a más de 100 países en cinco continentes.

Regiones

COQUIMBO: VALLE DE LIMARI y VALLE DE ELQUI

El Valle de Elqui es uno de los paisajes naturales más hermosos de Chile. El fértil Valle de Elqui secciona la precordillera, cadena montañosa semiárida con apariencia muy cercana a un desierto. Aquí las condiciones climáticas para el cultivo de la uva son magníficas: Un valle bien ventilado y seco, ya que las precipitaciones anuales llegan solo a los 130 mm. Además cuenta con un sistema de riego integrado y suelos ricos en nutrientes y capaces de almacenar agua. En el Valle de Elqui se asientan las destilerías que producen el Pisco Chileno, un destilado de uva moscatel que constituye la bebida nacional de los chilenos.

VALLE DE ACONCAGUA

A unos 100 kilómetros al norte de Santiago pasa el río Aconcagua, a través del Valle Central en su recorrido desde cordillera hasta el mar. El Valle de Aconcagua ofrece condiciones climatológicas ideales para el cultivo de la vid, con días calurosos y noches frescas y húmedas. Los suelos son arenosos y guijarrosos, con sedimentos fluviales ricos en minerales y materia orgánica.

VALLE DE CASABLANCA

El Valle de Casablanca se extiende entre los Andes y la cordillera de la Costa, a unos 80 kilómetros de Santiago. La cercanía del mar influye en su clima que es húmedo y con nieblas matinales. Sus suelos son muy arcillosos y ricos en minerales disgregados procedentes de las nieves derretidas de la Cordillera de los Andes. El valle ofrece las condiciones ideales para una lenta maduración de la uva, lo que permite conservar el sabor y aroma intenso de las cepas blancas.

VALLE DEL MAIPO

El clima en el Valle del Maipo es estable, con veranos cálidos y secos e inviernos cortos y suaves. Los días son calurosos, las noches frescas, siendo el diferencial de temperatura entre día y noche considerable. Sólo en las zonas altas del valle caen a veces heladas. Los suelos son ricos en minerales, arenoso-arcillosos, y de buena permeabilidad. El riego se realiza básicamente a través de canales que transportan las aguas procedentes del derretimiento de las nieves. El riego por goteo es muy poco utilizado. En el Valle del Maipo están asentadas las grandes viñas tradicionales de Chile, que tienen aquí sus sedes principales, aunque éstas se expanden cada vez más a otras regiones.

VALLE DE RAPEL

En el Valle de Rapel, a unos 100 kilómetros al sur de Santiago, se encuentran dos de las regiones vitícolas chilenas más prestigiosas y reconocidas a nivel internacional. Se trata del Valle Cachapoal, con el río del mismo nombre, al sur de Rancagua, así como del Valle Colchagua, el cual es irrigado por el río Tinguiririca.

Esta región se caracteriza por poseer el típico clima mediterráneo del valle central chileno: veranos calurosos, inviernos templados y un gran diferencial de temperatura entre el día y la noche. La existencia de diversos microclimas, influenciados por la cercanía al mar o a las montañas, permite que se den las condiciones necesarias para el cultivo de diferentes cepas. Sus suelos son por naturaleza ricos en minerales, están depositados en capas arenosas, y con influencia de cal y piedras en algunos lugares.

VALLE DE COLCHAGUA

El valle fluvial del Tinguiririca posee las mismas condiciones climáticas que el vecino Valle Cachapoal: temperaturas mediterráneas, viñedos protegidos y con buena insolación, suelos arcillosos y ricos en minerales. Esta región vinícola se hizo conocida internacionalmente gracias a la elaboración de vinos de alta calidad; el patrimonio cultural chileno; las costumbres típicas; así como la excelente oferta en el sector del turismo del vino.

VALLE DE CURICÓ

El Valle de Curicó, a unos 220 kilómetros de la capital Santiago, es una de las regiones vitícolas más meridionales de Chile. Su clima es mediterráneo moderado, con días calurosos en el verano y noches frías y húmedas. En el invierno, bajo la influencia de la zona de alta presión del Pacífico, se producen precipitaciones de aproximadamente 720 mm anuales, siendo una región claramente más lluviosa que el Valle de Rapel.

Sus suelos son planos, erosionados, ricos en minerales y con buena permeabilidad. En las zonas más altas predominan la arena y las piedras. Numerosos canales de regadío cruzan la zona, alimentados por los ríos Teno y Lontué. En esta zona se encuentra la superficie de cultivo de cepas blancas más grande de Chile.

VALLE DEL MAULE

El Valle del Maule está situado a unos 260 kilómetros de Santiago y es la única región vitícola, junto al Valle del Maipo, que reclama el título de “Cuna del Vino Chileno”.

El Valle del Maule se caracteriza por un clima mediterráneo fresco, con inviernos lluviosos, y suelos ácidos y arcillosos, que si bien tienden a reducir la productividad, también aumentan la calidad de las uvas. Se cultivan todas las grandes variedades blancas y tintas. La cercanía a los ríos también influye en el vino, siendo más afrutados aquellos que nacen de cepas cultivadas en las cercanías de las aguas, que aquellos vinos de uvas provenientes de las laderas.

VALLE DE ITATA

A 50 kilómetros al este de Concepción está situado el Valle de Itata, una de las zonas vinícolas tradicionales de Chile. Tradicionalmente, esta región ha producido vinos de mesa simples. Sin embargo, los últimos años, también se han comenzado a producir vinos de alta calidad.

El Valle de Itata está atravesado por los ríos Itata y Ñuble. Su clima se caracteriza por ser bastante fresco y con mucho viento durante el verano, así como lluvioso en invierno. Sus suelos son arenosos y ricos en minerales, lo que se traduce en una alta productividad. Extensas superficies de bosques se alternan con los viñedos ubicados en las abrigadas pendientes entre los Andes y la cordillera de la Costa.

VALLE DEL BIO BIO

Marca la frontera más austral de las zonas vitícolas chilenas. Esta región se ubica a lo largo del río Bío Bío, a unos 500 kilómetros de Santiago. En este valle, como en el vecino Valle de Itata, se cultivan desde hace cientos de años las cepas rústicas uva del país y moscatel para la producción de vinos de mesa. Por lo tanto, aún hoy en día, la producción masiva de vinos simples representa la base de las actividades vitivinícolas a las orillas del Bío Bío. El clima es frío y con mucho viento en las cercanías del Bío Bío. Incluso en verano sus precipitaciones alcanzan los 1.100 mm anuales. Sus suelos son arenosos y pedregosos y los depósitos orgánicos fluviales lo hacen fértil y productivo.

VALLE DE SAN ANTONIO

A una hora en automóvil desde Santiago, en las cercanías del Pacífico, se encuentra una de las regiones vitícolas más nuevas de Chile: El Valle de San Antonio. Desde hace apenas diez años se elaboran aquí vinos de alta calidad, con creciente éxito. Entre ellos destacan elegantes sauvignon blancs, chardonnays y los pinot noirs. Sus suelos son muy variados, arcillosos y secos, y su clima está fuertemente influenciado por el mar.

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