Montsant montsant

La relación de este territorio con la viña y el vino viene de tan lejos como queda el Imperio Romano, época en la que ya se elaboraba vino en el territorio. En el pueblo de Marçà se han encontrado restos de un asentamiento romano, y entre las piezas descubiertas hay ánforas de vino que muy probablemente se destinaban al consumo de la gran Tarraco.

A los pueblos que forman parte de la DO Montsant, la producción de vino ha sido una constante a lo largo de los siglos. El comercio con los países extranjeros a través de Reus contribuyó a sus éxitos internacionales. El punto álgido de este comercio llegó en el siglo XIX, cuando los vinos de Montsant se exportaban a Francia, destinados principalmente a los comerciantes de Burdeos y del Rosellón. Algunos de los vinos de la actual DO Montsant fueron premiados en las grandes Exposiciones Universales del siglo XIX y principios del XX.

A finales del XIX, la plaga de la filoxera desencadenó una larga crisis en el sector que terminó propiciando la aparición de las primeras cooperativas. Eran principios del siglo XX, y su formación contribuyó a mantener el cultivo en la zona y evitar la despoblación. Entre estas cooperativas destacan las dos catedrales modernistas de Falset y Cornudella, ambas de 1919, y aún en activo.

La orografía de la DO Montsant es variada, accidentada y abrupta en general, aunque se vuelve suave en algunas zonas, especialmente hacia el sur. Los viñedos se encuentran entre los 50 metros sobre el nivel del mar, en las zonas más bajas, y los 700 metros, en las zonas más elevadas.

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