Sicilia Sicilia-viña

Sicilia es uno de los territorios mágicos del mar mediterráneo. Es una tierra de grandes contrastes y con un gran valor vitivinícola. Uno de los territorios más conquistados de todo el Mediterráneo, y por lo tanto con una mezcla de culturas que ha afectado a sus vinos.

Es una gran productora europea de vino: con unas 200.000 hectáreas de viñedo, es una de las regiones vinícolas más importantes de Italia. Su paisaje mediterráneo es un escenario perfecto donde conviven vides y olivos; su relieve montañosos y con muchas colinas, los suelos pobres, la escasa pluviometría y los largos y cálidos veranos son la marca de la casa de unos vinos de sello netamente mediterráneo.

Sicilia y su industria vinícola se apoyaba fundamentalmente en la cantidad, pero a partir de 1990 se da una “revolución vinícola” auspiciada por el nacimiento de jóvenes productores muy comprometidos con la calidad más que con la cantidad y que, además,  no trabajaban necesariamente bajo los parámetros de las denominaciones de origen.

Bajo este denominador común nacen los principales artesanos de vino natural que años más tarde serán reconocidos mundialmente por la calidad de sus vinos.

La uva siciliana por excelencia para vinos tintos comunes es la nero d’Avola, que puede encontrarse vinificada como monovarietal o en compañía de variedades foráneas. Como ocurre con la mayoría de regiones italianas, el patrimonio de uvas autóctonas es especialmente rico. Destacan: nerello mascalese, nerello capuccio, frappato. Por lo que se refiere a las uvas blancas destacan: catarratto, inzolia, grillo, moscato di Pantelleria, malvasia. La globalización en el mundo de la agricultura trajo (para quedarse) variedades foráneas como cabernet sauvignon, merlot, syrah, o chardonnay.

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